Ordenando conocimiento

En el principio, cuando cree mi Segundo cerebro, reinaba el caos y no había nada en él.

Esta es la historia de mi viaje a través de múltiples posts sobre toma de notas y sórdidos videos sobre productividad hasta, finalmente, crear lo que hoy es mi base de conocimiento.

En mi post anterior, Reuniendo conocimiento, expliqué cómo, actualmente, recopilo información de internet, me informo y aprendo. Ahora ha llegado la hora de saber cómo ordeno toda esa información en algo que me pueda servir de referencia en el futuro cuando necesite refrescar la memoria o compartir conocimiento con otras personas. Aunque, en este caso, el relato comienza mucho antes de mi historia de amor con el RSS.

Al dar mis primeros pasos por la world wide web, la primera arma en mi arsenal fueron, obviamente, lo que tenía más a mano. Los favoritos del navegador.

Mientras la información no necesitara estar disponible en múltiples dispositivos (situación que no era para nada frecuente en una época en la que la mayoría de las personas solo contaban con un ordenar con conexión ADSL en el hogar) y fuese relevante para un solo fin, la estructura de carpetas que proponen los favoritos de la mayoría de navegadores web eran más que suficientes.

Los años pasaron y el mundo cambió. El auge de la web y los dispositivos móviles se volvió innegable y, después de ahorrar durante algún tiempo, compré mi primer smartphone. Ahora ya no era suficiente con tener la información disponible de manera local en un único dispositivo. La información debía estar siempre disponible desde cualquier parte, en cualquier momento, y aún faltaban algunos años para que los navegadores comenzaran a ofrecer sincronización entre dispositivos.

Fue entonces cuando, de algún modo que ya no recuerdo, aunque muy probablemente a través de Taringa![1], conocí Pocket.

Además del problema de portabilidad, Pocket implementa un esquema en el que los artículos se organizaban mediante tags. Este esquema permitía asociar una misma pieza de información a múltiples conceptos. Por si fuera poco, además, guarda, no solo la URL sino, también, el texto del artículo en cuestión.

Mientras escribo el párrafo anterior no puedo evitar preguntarme por qué es que lo dejé de usar. Porque sí, a pesar de que hasta podría parecer que me pagaron para hacerles propaganda, la verdad es que hace años que no uso Pocket y a día de hoy ya no sé decir por qué fue que deje de usarlo.

En cualquier caso, lo importante es que Pocket no perduró.

Pasó el tiempo y eventualmente conocí la verdadera fe. El RSS. Lo conocí de la mano de Feedly. Aunque parecía haber opciones de software más completas, la mayoría carecían de la capacidad de sincronizarse entre dispositivos, por lo que terminé decidiéndome por Feedly.

Feedly tiene una funcionalidad llamada Boards y aunque resuelve adecuadamente la disponibilidad multidispositivo no es muy amigable para asociar los artículos que se guardan a conceptos útiles o para buscar dentro de ellos.

Nuevamente, me encontraba en la búsqueda de una herramienta que cubriera adecuadamente mis necesidades. Pero esta vez mi mente lo relacionó a algo distinto. El “segundo cerebro”.

Ya había escuchado hace años el término Second Brain para referirse a una forma de recopilar y ordenar información de manera que fuese útil en el futuro, pero nunca me llamo demasiado la atención. Eso de tener un “segundo” cerebro siempre me pareció (y me sigue pareciendo) pura zaraza. Sin embargo, la idea general parecía bastante acertada y sentía la necesidad, cada vez más evidente, de lograr algo así.

Luego de una breve investigación terminé con dos candidatos para el trabajo: Obsidian y Notion.

Obsidian realmente tiene algunas propuestas muy interesantes y aunque, al basarse en archivos en texto plano, podría haber creado un esquema de sincronización mediante git+Github, Google Drive, MEGA (O bien pagado por el servicio de sincronización); Notion, en su capa gratuita, ya me brindaba dicha funcionalidad y, en líneas generales, también se parecía una herramienta de lo más interesante y potente[2].

Y así llegamos al presente.

Actualmente, utilizo la extensión Notion Web Clipper en el navegador para guardar de forma rápida páginas que visito y me brinda las mismas ventajas que daba Pocket (disponibilidad, clasificación mediante tags y guardado del contenido de los artículos).

Por defecto, todos los artículos y páginas que guardo con el Web Clipper van primero a una lista de triage desde donde, posteriormente, los clasifico antes de pasarlos a mi base de conocimiento.

Esa última parte del proceso es completamente manual y puede resultar un poco tediosa (sobre todo cuando pasan varios días sin que clasifique los artículos y comienzan a acumularse) pero creo que vale la pena. Además está en mis planes automatizarlo pronto.

Hasta aquí llega el post de hoy. Espero que tengan un excelente día.


  1. Taringa en sus años dorados de Inteligencia Colectiva, mucho antes de los Shouts, cuando los verdaderos linces de las estepas ibéricas, machos alfas, lomos plateados, pechos peludos junto con los troesmas galácticos de propulsión a uranio enriquecido hacían aportes de calidad a la comunidad y todavía no habían metido preso a Kim Dotcom ni el FBI se había quedado con todos los servers de Megaupload.

  2. Luego de usar Notion durante varios meses, puedo dar fe de que efectivamente es una herramienta realmente versátil y potente.